De la nueva normalidad a la otra semaforización

DE LA NUEVA NORMALIDAD A LA OTRA SEMAFORIZACION Y LOS “DE LGONOS VAMOS A MORIR”, TIEMPOS DE COVID-19 EN VERACRUZ

Por JORGE ERNESTO OLIVA
(Especiales En Abierto Noticias)
fotos: MARIANA ALEJANDRA OLIVA

  • Las calles de Veracruz comienzan a revivir…

El sonido del saxofón de un músico callejero, los acordes del organillo, ese viejo instrumento que en los albores del pasado siglo llenaba las calles de la Ciudad de México y que desde hace algunos años ha enmarcado el ir y venir de los transeúntes por la zona del centro histórico, comienzan de nuevo a mezclarse con el tintineo de las cucharitas contra los vasos del café y el sonar de las pinzas de metal del vendedor de volovanes en la esquina de los bancos, incluso con el llamado al mesero de los escasos clientes que hoy han regresado a los portales de Lerdo tras la apertura del restaurante Prendes y del Bar Palacio, dos de los más antiguos de esa zona, ese el pretexto perfecto para dejar por sentado que la ‘nueva normalidad’ está llegando al centro histórico a pesar del llamado del alcalde Fernando Yunes Márquez a no bajar la guardia en materia de precauciones sanitarias ante la persistencia del Covid-19 en la región.

Aunque laa fuerte lluvias que han afectado a la zona conurbada Veracruz-Boca del Río han elevado las temperaturas provocando que poca gente salga a las calles, el centro histórico del puerto jarocho recobró en los últimos días, en parte, la vida que perdió durante varias semanas debido a la cuarentena y el cierre de negocios no prioritarios en esta parte de la ciudad derivado de la pandemia del Covid-19.
Poco a poco, apenas el cielo aclara, las filas en los bancos se van haciendo más largas, algunas llegando incluso hasta el negocio de las hojaldras sobre la calle de Juárez, casi a media cuadra sin que se guarde la sana distancia, mezclando los olores a piso mojado con el de los ingredientes de este, el alimento básico de muchos oficinistas todos los días, muestra clara de que el centro comenzó a retomar la cierta normalidad pues algunos negocios que por semanas habían permanecido cerrados, ya han abierto sus puertas; zapaterías, tiendas de ropa, perfumerías e incluso uno de juguetes de importación y otro de aparatos electrónicos reactivaron su operación en busca de clientes que requieran sus productos. El pretexto es mas que evidente, “si el Presidente dice que estamos en la nueva normalidad, ya podemos trabajar, eso sí, hay que cuidarnos y que la gente que venga a comprarnos algo también se cuide”, señalaba una empleada de una zapatería que tras casi un mes de estar cerrada habría reabierto sus puertas este día.
Y es que aunque si bien la ‘nueva normalidad’ decretada por el Gobierno Federal se iniciaría desde principios de este mes de junio, no sería sino hasta esta semana cuando el centro histórico comenzó a recobrar cierta movilidad, incluso las imágenes de unidades estacionadas en las calles de esta área ya con los candados de los parquímetros por no haber pagado a tiempo, han comenzado a ser de nuevo una constante con la consabida molestia de los conductores que rechazan la medida asegurando que no era posible que ante la situación económica que se presenta, el gobierno insista en el cobro de los parquímetros.
“Como que la gente comienza a regresar ya el centro, ya tuvimos hoy más clientela, la mayoría viene con su cubrebocas, traen su gel y si no, eso es lo primero que nos piden al sentarse para limpiarse las manos, hay algunos que sí de plano hasta se enojan cuando uno les pide que se pongan un cubrebocas, por aquello de las reglas impuestas por el gobierno, pero es algo lo que poco a poco tendremos que irnos acostumbrando no hay que dejar de lado ningún tipo de precaución ante esta enfermedad que no sabes de dónde te va a salir, de cómo te vas a contagiar o de quién te puedes contagiar. Lo importante es cuidarnos al máximo y por lo pronto hacer nuestra chamba que es servir a la gente para ganarnos alguna propinita, porque en las últimas semanas la cosa ha estado verdaderamente fea y salir con el puro sueldo no es suficiente, a nosotros nadie nos ha dado créditos ni nos han dado despensas, como no somos del sindicato, simplemente nos olvidaron”, asegura Ricardo, mesero de un café de la Avenida Independencia y que desde que inició la pandemia se ha mantenido ‘al pie del cañón’, asistiendo a trabajar todos los días, usando cubrebocas y limpiándose constantemente las manos con el gel antibacterial que el negocio ha dispuesto en la entrada principal del establecimiento.
La nueva normalidad también ha venido con otras reglas hacia los negocios establecidos en el centro histórico; el tener que usar gel antibacterial al ingresar, el portar una cubrebocas de manera obligatoria “o de plano no te atienden porque los pueden multar”, y sobre todo el guardar la ‘sana distancia’, lo que no mucha gente respeta, son parte de estas reglas que hoy con esta reapertura de negocios comienzan a verse más presentes, incluso el vendedor de volovanes insistía sus clientes a mantener la distancia, “aléjese un poquito ahorita le doy lo suyo, sólo hagase tantito para allá porque si no, vienen los del ayuntamiento y nos regañan, hay que cuidarnos, hay que mantener la sana distancia” insiste una y otra vez a quienes rodean su canasta.
Jesús Sanz, director de comercio municipal asegura que hay que tener cierta conciencia de que los negocios deben reabrir y comenzar a operar para poder salir adelante de sus deudas, de la situación económica por demás severa que se vive no solo en Veracruz sino a nivel global, “hay que ver que aunque estaban cerrados, tenían que pagar energía eléctrica, sueldos, impuestos, agua, hoy muchos propietarios están endeudados, algunos de plano ya no podrán abrir, otros pidieron prestado, pero hay que entenderlos y ayudarlos, pero saben que hay reglas y que tienen que cumplirlas en materia sanitaria, de capacidad y de sana distancia, porque si no cumplen, con todo y que los entendemos, vamos a tener que cerrarles”, insistiría.
De hecho, para el sector comercial y restaurantero, las esperanzas de una ‘recuperación’ económica está más lejos de lo que se pensaba, Daniel Martín Lois, líder de los restauranteros de la entidad, asegura que al menos un treinta por ciento de los negocios que operaban en la entidad hasta antes de la pandemia del Covid-19, ya no reabrirán sus puertas tras el cierre obligado por la cuarentena, “se van a perder seguramente muchísimos empleos, hay quienes ya no podrán regresar a las actividades, las deudas se ‘comieron’ los negocios, son casi unos dos mil los restaurantes en todo el estado los que ya pasaron a la historia, es triste porque había negocios de mucha tradición, de familias, de historias de generaciones que pasaron por ahí y que ahora se fueron a la basura no por mala administración, no por falta de clientes, sino porque tuvieron que cerrar a fuerzas por la pandemia y tuvieron que estar muchas semanas sin generar un peso, algunos pudieron pagar sueldos adelantados, ayudar a sus colaboradores, otros de plano ni eso, al final, la cuarentena se los comió”, apuntaría.
El comercio organizado no vería las cosas de diferente manera, José Antonio Mendoza presidente de la Cámara Nacional del Comercio, Servicios y Turismo de Veracruz hace énfasis en que ha sido una prueba muy difícil que pasar para los comerciantes, “parte porque se generó un comercio informal en redes sociales que no se fiscaliza ni se regula de manera alguna, en donde lo mismo encuentras comida que cubrebocas, desinfectantes, herramientas y hasta despensa a domicilio, y otra porque la economía se congeló de golpe, las ventas bajaron a cero en muchos negocios agremiados, al tener que cerrar porque decían que tu negocio no era ‘prioritario’, pues no podías vender, hubo algunos socios que quisieron evolucionar a las ventas en Internet o por teléfono, pero nuestra sociedad no está adaptada ni acostumbrada a eso aún, a algunos si les funcionó, pero a la mayoría no, y eso y tener que estar pagando a renta, a Hacienda, a CFE, el agua y todavía que hasta sanciones para quienes cortaron personal están saliendo por ahí, pues imagínate cómo íbamos a poder subsistir, aún no tenemos un recuento pero si habrá muchos negocios que seguramente no reabrirán cuando el gobierno determine que ya podemos operar con normalidad”, apuntaría.
Una camioneta con logotipos del ayuntamiento recorre una y otra vez las avenidas Independencia y 5 de Mayo, el llamado es el mismo desde hace varias semanas, “por favor retírese de la zona, por la contingencia sanitaria derivada del Covid-19 se recomienda quedarse en casa y guardar la sana distancia así como el uso del cubrebocas en áreas públicas”, dice una y otra vez el sonido móvil instalado en el vehículo, hay quien sólo voltea de reojo y sonríe ante el llamado de quienes tripulan esta unidad y “exigen”, el uso del cubrebocas. A la pregunta del reportero, la respuesta ciudadana es casi la misma en todos los casos, “Es que no me gusta y hace mucho calor, además, si el Presidente no lo usa, quiere decir que no sirve”, insisten los transeúntes.
Sin embargo este regreso a la ‘nueva normalidad’ no ha sido benéfica para todos, Lupe es vendedora de dulces, cigarros, cerillos y botanas en la zona de Los Portales, desde hace varias semanas es el quicio del acceso de lo que fue el antiguo Hotel Colonial su único hogar. Entre cartones, unas viejas cobijas y unos cuantos trapos que alguien le regaló, noche a noche se acurruca para dormir, el cierre de los negocios de esta área, de donde obtenía algunos pesos de los parroquianos, sobre todo los embarcados extranjeros, que le servían para en ocasiones pagar el hospedaje de algún hotelucho, ha provocado que ahora tenga que dormir así, en la calle; semanas atrás ella acudía al albergue del DIF municipal que fue cerrado irónicamente, justo cuando se determinó la cuarentena y el cierre de establecimientos no prioritarios por la pandemia del Covid-19, como ella, muchos adultos mayores y personas sin hogar, ‘de la calle’, se quedaron así nuevamente, en la calle.
Para ellos, la reapertura del restaurante Prendes, junto al casino ubicado en la esquina de Independencia y Lerdo y del bar Palacio, casi enfrente del Palacio Municipal, representan una luz de esperanza en esa oscuridad que los ha envuelto desde que la pandemia comenzó a afectar de verdad a la entidad Veracruzana. Es la señal de que quizás en unos días, con suerte, todo volverá a la normalidad y tendrán de nuevo ingresos para poder pagar algún cuarto de hotel para dormir bien o simple y sencillamente poder dormir tranquilos sin temor a ‘aguacero’ madrugador que en los últimos días han sido la constante en la zona conurbada, pero principalmente, que podrán olvidar la incertidumbre que fue el pan de cada día durante esta pandemia: “con que vamos a comer mañana”.
A ellos, los ‘sin hogar’ las autoridades, los políticos y los benefactores de temporada, les han olvidado, nadie, a pesar de la cercanía del palacio municipal les ha dado una despensa, un apoyo económico o un préstamo de esos que a diario se publicitan en los medios de comunicación, la falta de un domicilio fijo a pesar de haberse empadronado en su momento, provoca que no sean objeto de estos beneficios de la 4T o de los actores políticos que se dicen preocupados por los que menos tienen, es como si no existieran, como si esa vida que hoy regresa al centro histórico les pasara de largo, como si para ellos sólo fuera una ilusión, un juego de palabras que les permitirá seguir adelante en su precaria vida sin más esperanza que el poder despertar al día siguiente y tener con qué comer.
A ellos se suma la larga lista de meseros, garroteros, barman y bartenders y hasta bailarinas de centros nocturnos que también con la pandemia se quedaron sin trabajo, de acuerdo con Luis Holzheimer, el gobierno del Estado les prometió desde hace dos meses un apoyo económico “que nunca llegó, llenamos los papeles, hicimos los trámites, las filas y todo, quedaron de llamarnos y seguimos esperando, algunos ya hasta vamos a regresar a trabajar porque algunos antros ya están reabriendo, limitados y con muy poca afluencia y muchas nuevas reglas, pero al fin y al cabo van a reabrir y nunca nos dieron nada, todavía un regidor dijo hace unos días que estaban dando unas despensas pero que no podían darnos a todos porque simple y sencillamente no había para todos, que tenían además otras cosas que atender además de dar apoyos o despensas, fue como una ‘mentada’ para nosotros, pero pues ni modo, nos quedamos solos, o más bien, nos dejaron solos”, diría.
Las autoridades municipales de Veracruz han insistido en que las medidas de prevención no deben relajarse, que las condiciones, al menos en lo que al puerto jarocho se refiere, siguen igual o incluso peor, el crecimiento acelerado del número de contagios hace que se insista en el llamado a quedarse en casa, a que la gente no salga a menos que sea estrictamente necesario, aunque en las colonias populares esto no sea algo que se tome muy en serio, de hecho la presencia de mucha gente en el centro histórico desde inicios de esta semana demuestra que los llamados de la alcaldía a guardar la sana distancia, a usar cubreboca y a no salir “a menos que sea estrictamente necesario”, suenan igual que los llamados a misa: Los atiende el que quiere, más cuando no hay sanciones, cuando no se aplican multas y no hay manera de obligar a que la gente entienda que estar en la calle sin estricta necesidad, equivale a un riesgo más que elevado de contagiarse de esta enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo y qué tan sólo en México, le ha costado la vida a más de 10 mil ciudadanos sin tomar en cuenta estatus social, credo o raza y mucho menos edad.
Las autoridades federales decretaron una nueva normalidad que no ha servido de mucho, las calles llenas de gente sin guardar distancia y sin protegerse suena a lo mismo que la nueva ‘semaforización’ regional del gobierno estatal, todo a lo mismo, a irresponsabilidad ‘tolerada’, así en las playas vemos cada vez más gente con el coco con ginebra y el coctel de camarón “carísimo, como si fueran camarones de oro” dice una dama que presume su traje de baño a dos piezas con la cesárea disfrazada por un tatuaje de mariposa, junto a ella, un hombre de panza abultada y lentes oscuros que no oculta su molestia, “todo esto es rollo de ustedes, los medios, le dan mucho ‘fuego’ a los ‘choros’ del gobierno, eso ni ha de existir pero como ustedes lo repiten a cada rato porque el gobierno se los exige, muchos acaban creyéndose esa ‘cábula’, la gente se muere todos los días, ahora se inventaron eso, pero ni es cierto, yo no creo que en serio de eso se estén muriendo, lo quieren disfrazar, pero pues al final de algo nos vamos a morir… O que no?”.

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